Ahora a casi diez años del siglo XXI la escuela da vueltas por ahí buscando su objetivo y realiza planteos tales como que se debe formar ciudadanos eficaces, reflexivos, críticos, que puedan valerse de los medios masivos de comunicación como fuente de información, etc., pero si hay algo que no logra fijar es cual es su posición frente al “conocimiento” o lo que es peor no logra reconocer (encontrar) un conocimiento válido, digno de ser transmitido.
Estamos en un momento histórico decisivo para la institución escolar. En las puertas del siglo XXI la escuela está en el punto de mira de cualquier nueva propuesta o promesa política, atribuyéndole nuevas funciones, nuevos mensajes y contenidos que, con frecuencia, tienen como centro la introducción de las nuevas tecnologías en el seno de su organización.
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